sábado, 1 de marzo de 2008

Cupido al ataque : Confesiones de un ángel travieso


***Muchos creen que encontrarse con su pareja ideal está escrito, que Cupido es puro cuento; sin embargo, este personaje sí existe, está vivito y coleando, esperando a quien pueda inyectarle su poción de amor.

Oriana Arias Reason
En una fresca tarde de diciembre venezolano, cuando los pájaros emprenden su camino al hogar y el sol le deja a la noche un conjunto de estelas doradas, sale en escena el contraste de una muchedumbre desesperada, obtusa y decidida a llegar a casa lo antes posible.
Entre ellos se escabulle Cupido, un niñito de rizos dorados que se agacha para recoger el lente de contacto que se le cayó. Luego se levanta, va hacia una esquina y se sienta con arco y flecha en mano diciendo: “Ahora sí te veo mejor, dale con la entrevista que el tiempo es oro y la paga – sueldo mínimo – no anima”.

¿Cuál ha sido la travesura más grande que has hecho?
– ¿Yo, travieso? Para nada, simplemente me gusta atormentar un poquito a las personas; ya sabes, esas que dicen que nunca se enamorarán o que se burlan de mí – responde con picardía.

Entonces, ¿se puede decir que el amor es un tormento?
– Realmente sí. El humano se vuelve capaz de hacer el ridículo delante de cualquiera, luego llega a su casa, se ve al espejo y se pregunta con cara de menso: ¿Por qué hice esa tontería?

Para este angelito con cara de adonis y vestido como en tiempos de Helena de Troya, hacer de celestino es el mejor trabajo del mundo, y no precisamente por la paga monetaria.
Su mejor recompensa es reírse con los desbarajustes hormonales de los humanos, con las penas que su antídoto ‘amor’ les hace pasar y con todo el proceso de embelesamiento que se desencadena por el flechazo.
“El papá de los helados soy yo”, afirma Cupido, y mientras posa la vista en dos jóvenes que van acercándose, saca inmediatamente el arco y la flecha. Apunta, dispara y zaass.
En ese instante los jóvenes se miraron mutuamente y se dedicaron una tímida sonrisa; ella se montó tan rápido en el autobús que no se dio cuenta de que el tarjetero se le había caído de la cartera.
Él, unos segundos después, advirtió lo ocurrido pero el bus ya corría lejos. No le quedó más remedio que agarrar el tarjetero y buscar algún número para localizar a la dueña.
– ¡Ahí tienes! Jajaja, soy un genio. Ahora él la llamará y quedarán en encontrarse en una plaza. Cuando se vean surtirá el hechizo de amor.

Entonces, ¿lo del enamoramiento es algo del destino que tú ejecutas?
– No chica, ¿a estas alturas creyendo en el destino, en las almas gemelas? Estamos en el 2007, a la gente le interesa ganar dinero más que enamorarse. Por eso me mandan a mí, para que junte a estos locos que llevan direcciones distintas.

¿Así que puedes definirte como el maestro del amor?
– Más o menos. Un maestro es práctico o teórico, pero el problemita con el amor es que es una reacción. Yo puedo plantar la semilla pero su crecimiento dependerá del cuido.

La acción – reacción que desencadena su flecha es eficaz, pero insiste en que el amor puede ser muy volátil, sobre todo si las partes no son capaces de aceptarse y lo que buscan es el reflejo de uno en el otro.
Su trabajo se remonta a Romeo y Julieta, pasando por Bill Clinton y Monica Lewinsky, aunque esta última pareja, confiesa, se dio por un descuido: “estaba comiéndome un chocolate cuando la flecha se deslizó y cayó en la cabeza de Clinton, quien tenía al lado a la muchacha”.
Su pícara mirada y sex appeal son tan encantadores que, de por sí, dejan boquiabierto a cualquiera. ¿Quién diría que la pasión y el amor encarnarían en un niño travieso, miope y medio desnudo de cuerpo y alma?